¡Sobre mí!

¿Alguna vez has sentido que no eres parte de este mundo? ¿En algún momento te has visto atormentado por el pensamiento de que eres raro o extravagante? ¿Te han comentado a menudo o fugazmente que tienes gustos extraños o patrones de conductas atípicos?

Déjame decirte que no estás solo, aquí tienes un compañero frecuentemente indignado con la sociedad, con el sistema, con aquello que los “expertos” de turno denominan “tendencias” o “moda”, y con la plebe que sin una pizca de raciocinio se hace presa de ellas, renunciando así, al derecho a la individualidad y al pensamiento crítico.

En “Momentum of solace“, te compartiré mis experiencias en el día a día (laborales y personales), mis más profundas reflexiones filosóficas acerca de la vida, la sociedad, el mundo y todo aquello que nos rodea. También te voy a mostrar cuáles son mis pasiones y cuáles son mis inquietudes. En definitiva, te voy a contar todo sobre mí, a enseñar mi yo más interno.

¿Quien soy?

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Antes de entrar en materia, me voy a tomar el lujo de presentarme. Soy Rubén Rodríguez, ingeniero informático desde el año 2020. Me defino como una persona contenta con sus logros, llena de objetivos, sueños y aspiraciones. Me gusta mucho el deporte (Ciclismo, Crossfit, Running, Natación, etcétera). Además, me gustan otras disciplinas altamente dispares como la ciencia, la filosofía, la tecnología, los videojuegos o el cine. Me considero una persona reflexiva, autocrítica, y “discutiblemente paciente”. Ahora bien, seguramente te estarás preguntando: ¿qué tiene que ver toda esta propaganda con “Momentum of solace“? Pues sin más dilación, vamos a ello.

Origen de Momentum of solace

Podría decir que “Momentum of solace” es un blog cuya idea surgió en mi cabeza el día 31 de diciembre de 2022. Obviamente, recuerdo el día puesto que es una fecha muy señalada. Para los despistados como yo que no saben ni el día en el que viven os recuerdo que es fin de año, Nochevieja.

Seguidamente, la idea sufrió el correspondiente proceso de maduración mental, que combinado con mi experiencia y conocimiento adquiridos durante el grado de informática y el ámbito laboral, me ha permitido transformarlo en la plataforma que actualmente ves. Sin embargo, si te dijera que esto ha sido tan simple como lo que acabo de contar estaría mintiéndote “a la cara” como un bellaco. En realidad todo este proceso ha sido mucho más laborioso.

Siendo niño, era una persona solitaria, retraída y reservada. ¿Qué quiero decir con esto? Nunca tenía problemas para conversar con las personas y mantener vínculos de amistad, pero sí que me costaba mucho iniciarlos, sobre todo si eran con el sexo contrario, por miedo a caer mal o a decir chorradas. Ridículo ¿no? De hecho, la principal prueba de esto es que aún sigo teniendo este problema. Me sigue costando entablar conversaciones con gente ajena a mis zonas de confort, especialmente si son mujeres sobre lo que estamos hablando. Es por eso que casi siempre estaba solo.

Conforme mi soledad iba aumentando, mis “habilidades sociales” fueron mermando, el carácter se me fue endureciendo, y me fui haciendo emocionalmente más y más distante, hasta el punto de creer que la gente no me hacía falta, es decir, con que estuviera bien conmigo mismo ya bastaba, los demás, fuera de la ecuación. Este proceso fue in crescendo durante la pubertad y adolescencia. Me fui volviendo más arisco, más antipático, más cortante, el tono se me fue transformando hasta adquirir un toque brusco y sarcástico.

La realidad es que no hay mal que por bien no venga, y esto que os he contado no es una excepción. Durante este periodo de “exilio social” tuve tiempo más que suficiente para conocerme a mí mismo, para saber quién era y qué era. Han sido muchas veces las que me he preguntado que hago aquí y a dónde voy, y al mismo tiempo, me he cuestionado cuál es el sentido de todo esto a lo que llamamos vida.

Aprendí muchas cosas: a pensar por mí mismo, a ignorar lo que dijeran los demás (básicamente porque los despreciaba). Indagué en mi yo interior, vi lo que era y en lo que me había convertido. Desarrollé esquemas de pensamientos individuales y propios. Me aparté de lo común o rutinario, de las corrientes convencionalistas, y en última instancia, de lo que decía la mayoría. Me cultivé en el arte de cuestionar todo y a todos.

En un principio, todo era por ira y enfado injustificado contra el mundo. Me sentía como una especie de “Dios”, como si fuera omnipotente y lo supiera todo. Me creía más listo e inteligente que los demás, y cuando pensaban distinto a mí, los tachaba de idiotas. Esto me llevó a una situación en la que casi nadie quería hablar conmigo, solo mis más allegados, y francamente, creo que a veces lo hacían con mucho esfuerzo.

Este consonancia con lo anterior, siempre discutía y no encontraba a nadie que pensara igual que yo. Cogí miedo al rechazo y a ser juzgado, entrando así, en un círculo vicioso de dolor interno. Toqué fondo cuando me di de narices con el siguiente muro: ¿”qué es lo que me atormenta más: ser juzgado por dar mi opinión en un tema, o vivir subyugado a un atronador silencio continuo motivado por el miedo a ser juzgado”? Interesante dilema, ¿no crees?

Como no podía en aquel momento expresar esto a nadie, me lo narré a mí mismo escribiendo. Así fue como descubrí que la escritura puede ayudar a un individuo a liberarse de toda aquella carga psicológica que lleva consigo a todas partes La realidad es que la escritura no solo te relaja, además, posibilita el desahogo mental/intelectual a unos límites inimaginables. Ahí es, donde indirectamente, comenzó a labrarse el camino de “Momentum of solace“.

Decidí que había que cambiar, y que lo iba a hacer en solitario, sin ayuda de nadie. Durante el bachillerato y la carrera todo cambió. El tiempo pasa para todos, y antes o después, en mayor o menor medida uno madura. Durante el bachillerato y la carrera me “reconstruí”, y poco a poco, fui rompiendo esa especie de coraza psicológica.

Así las cosas, tuve una etapa de oscuridad personal de la que supe salir yo solo. Las relaciones sociales aumentaron. Descubrí que podía ser divertido, que podía hacer reír a la gente, que me gustaba la fiesta, hechos que a priori eran impensables para mí. Conversaba con la gente y exponía mis puntos de vista, siempre diferentes, siempre particulares, pero ya podía exponerlos sin miedo.

Así fue como empecé a tener las sensaciones positivas descritas en los interrogantes del comienzo. Veía que soy diferente, y que a la gente le gusta, porque cuento mi perspectiva de un modo muy sano, es decir, sin imponer a nadie nada, cosa que antes era todo lo contrario.

Así es como se aprende y se evoluciona, debatiendo con personas que piensan distinto a ti. Si hablas con gente que concibe la realidad igual que tú lo único que hacéis es calentaros los tímpanos los unos a los otros y volveros gilipollas. He aquí, una gran verdad acerca del ser humano, todos tenemos “nuestros demonios”, y quien diga que no, miente. Lo importante es encontrar dichos demonios y exterminarlos.

Todo este proceso, y muchas de mis experiencias cotidianas, me incentivaron a escribir dos “manifiestos”, es decir, unos documentos de texto en los cuáles detallo mis creencias y pensamientos, mi ideología, y el por qué pienso de una forma concreta ante ciertos temas. Dichas reflexiones se denominan “Filosofía de un inadaptado” y “Cuestiones al todo”, escritas en julio y octubre de 2022. Fueron estos documentos, y sobre todo, el impacto que generaron sobre la gente que los leyó, los que me incentivaron a crear “Momentum of solace“.

La mayoría de los lectores ni pensaban ni piensan como yo. Sin embargo, me decían que les parecían reflexiones interesantes, y además, que tenían un buen fundamento lógico. Por ello, me decían que podía hacer un blog o una plataforma web semejante y colgarlas. Esta afirmación me pilló de sorpresa porque claro mi pensamiento era el siguiente: “¿empezar yo un blog? ¿De qué si puede saberse? Se han vuelto locos. La gente tendrá cosas mucho mejores que hacer que leerme a mí. Además, dudo mucho que a la gente le importe lo que yo escriba”.

Todo esta sucesión de pensamientos tenía mucho peso al principio. La cosa es que cada vez más gente me decía que no sería para nada una mala idea el montarlo. Así que pensé: ¿”y si monto el blog enfocándolo a mis aspiraciones e intereses? ¿Podría enfocarlo a aquellas cosas que me gustan y al mismo tiempo a comentar las que me disgustan como el cine, curiosidades científicas o cuestiones y dualismos filosóficos”? Siempre y cuando los argumentos estén bien fundados y prevalezca el respeto no hay nada malo en hacerlo. En resumidas cuentas, ¡a fuego con ello!

¡Amigos/as! eso es este blog! Un espacio virtual donde puedo hablar sin ambages o circunloquios de lo que soy y de lo que pienso. Existen muchos temas de los que no me atrevo a hablar con la gente, ya sea porque no proceden en el contexto de la conversación o porque la barrera de la timidez me impide hacerlo. La realidad es que este blog me permite tirar abajo “ese tabique” y contar pensamientos o reflexiones que, de tú a tú, sería incapaz de hacer. Este desfase temporal, hace que el momento en el que tú lees la información sea completamente diferido, independiente, del instante de tiempo en el que yo lo escribí, permitiéndome así, abstraerme de cualquier rastro sombrío de miedo o timidez. De este modo, me conoces, aunque en formato diferido, tal y como soy.